Jugando con Papá

por, Dr. C.J. Correa Bernier

Jugar con papá hace más que simplemente crear recuerdos divertidos: proporciona un compromiso esencial para el desarrollo del cerebro. Una nueva y sorprendente investigación realizada en el Reino Unido revela las formas en que la participación de un padre en el tiempo de juego, que se pasa por alto, prepara de manera única a los niños para el éxito académico y social.

Cuando los papás se involucran en la vida diaria de sus hijos a través de asar tiempo con ellos jugando los resultados se hacen obvios y tangibles. El tiempo que un padre pasa jugando con sus hijos provee a los progenitores como a la prole con una oportunidad única en la que se fortalecerán las habilidades cognitivas, emocionales y sociales de los niños como el autoestima y sentido de desempeño en los padres.

En investigaciones, expertos ha dedicado tiempo a rastrear el impacto de los momentos de diversión y juego entre los padres y sus hijos e hijas, muy especialmente durante los primeros siete años de vida. En la Facultad de Educación de la Universidad de Cambridge y la Fundación LEGO, se reunió evidencias de los últimos 40 años de investigación para comprender mejor cómo los padres tienden a jugar con sus hijos de 0 a 3 años de edad. El objetivo descubrir si el juego entre padre e hijo impacta de alguna manera al hijo además de tratar de identificar si hay alguna diferencia entre la manera como los niños juegan con sus madres y cómo el juego con la progenitora impacta el desarrollo de los niños.

Aunque existen muchas similitudes entre padres y madres en general, los hallazgos sugieren que los padres participan más en juegos físicos incluso con los niños más pequeños, optando por actividades como hacer cosquillas, perseguir y montar a caballo. Esto parece ayudar a los niños a aprender a controlar sus sentimientos. También puede mejorar la regulación de su propio comportamiento en el futuro, muy especialmente cuando ingresen a entornos donde esas habilidades son importantes, especialmente la escuela.

Cambridge utilizó datos de 78 estudios, realizados entre 1977 y 2017, la mayoría de ellos en Europa o América del Norte. Los investigadores analizaron la información combinada en busca de patrones sobre la frecuencia con la que los padres y los niños juegan juntos, la naturaleza de ese juego y cualquier posible vínculo con el desarrollo de los niños.

En promedio, encontraron que la mayoría de los padres juegan con sus hijos todos los días. Sin embargo, incluso con los niños más pequeños, el juego entre padre e hijo tiende a ser más físico. En el caso de los bebés, eso puede significar simplemente levantarlos o ayudarlos a levantar suavemente sus extremidades y ejercer su fuerza; Con los niños pequeños, los padres suelen optar por juegos bulliciosos y bruscos, como juegos de persecución.

En casi todos los estudios encuestados, hubo una correlación constante entre el juego padre-hijo y la posterior capacidad de los niños para controlar sus sentimientos. Los niños que disfrutaban de tiempo de juego de alta calidad con sus padres presentaron menos probabilidades de sufrir de hiperactividad o problemas emocionales y de conducta. También parecían con mejores habilidades de autorregulación de la agresión y parecían ser menos propensos a arremeter contra otros niños durante los desacuerdos en la escuela.

Esto puede deberse a que el juego físico que los padres parecen preferir es particularmente adecuado para desarrollar de las habilidades de autorregulación pues el juego físico crea situaciones divertidas y emocionantes en las que los niños tienen que aplicar la autorregulación con sus padres. Es posible que tengan que controlar sus fuerzas, aprender cuando las cosas han ido demasiado lejos, ¡o tal vez el padre lo lastima sin querer y el niño o niña termina enojado.

Una de las cosas que todas las investigaciones han mostrado una y otra vez es la necesidad de los padres jugar con sus hijos e hijas y la importancia de variar los tipos de juego que compartirán con sus pequeños. Por supuesto, las madres también pueden apoyar el juego físico con los niños pequeños. A la hora de la paternidad, todos somos diferentes, así que algunos padres tienen inclinaciones ligeramente diferentes cuando se trata de jugar con niños, pero parte de ser padre es salir de nuestra zona de confort sabiendo que nuestros hijos e hijas se beneficiaran de compartir un momento divertido y de juego con nosotros. CB

Acerca del autor: Dr. C.J. Correa Bernier

El Dr. Correa Bernier se ha desempeñado como profesor universitario en las áreas de terapia familiar, terapia de parejas y psicología de la religión y teología. Es además el presidente y director ejecutivo de Conversemos, LLC, organización que fundó en julio 1995. Entre sus logros académicos, Correa Bernier cuenta con una maestría en consejería psicológica, una maestría en terapia familiar y de pareja, un doctorado en terapia familiar con especialización en comportamientos violentos y la psicología masculina, y un doctorado en psicología de la religión. En su trayectoria clínica, Correa Bernier ha trabajado como director de servicios terapéuticos para familias y parejas y ha acumulado más de 30 años trabajando en el campo de la teoría sistémica. Actualmente se dedica al trabajo de la asesoría relacional y la consultoría sistémica. 

Entre sus investigaciones y publicaciones se encuentran: Dios también usa a los pobres, (2020); Hombres escurridizos: ¿Por qué huyen los hombres de las relaciones significativas? (2019), y Toward a Latin American Psychology of Religion: Evolution, Tendencies and Perspectives, (2016).

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